Una limosnita, por el amor de Dios… o por transferencia bancaria!

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En China, los mendigos ya no necesitan estirar una mano con la palma abierta. En Londres, los artistas callejeros no pasan más la gorra entre el público. Códigos QR, escáneres y lectoras digitales se ponen al servicio de la caridad al tiempo que esconden un fantástico negocio de grandes compañías.



¿La tecnología se pone al servicio de la caridad? ¿O el noble ejercicio de la solidaridad con los más desamparados se utiliza para multiplicar los beneficios de grandes compañías que atesoran nuevas y gigantescas bases de datos de potenciales consumidores? Por extraño que parezca, la respuesta es un “sí”, para ambos interrogantes.

El lento pero irreversible camino de la desaparición del dinero físico acaba de sumar este año dos novedosos mojones, uno en China, y otro en Inglaterra. En el emporio comunista asiático, los mendigos ya pueden recibir limosnas mediante el escaneo del código QR en sus celulares, básicos pero inteligentes. En Londres, los artistas callejeros ya no tendrán necesidad de “pasar la gorra” al final de un ejercicio de mímica, o de un acto de magia o de cualquier otra manifestación de sus dotes. La contribución voluntaria del transeúnte que ha disfrutado el breve show solo requerirá el escaneo telefónica de una tarjeta lectora.

Londres
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En un reciente artículo publicado en el periódico El País, de España, el galardonado escritor y cronista argentino Martín Caparrós describió así su estupor en las calles de Shanghái;

“Yo caminaba, aquella tarde —calor, olores, multitudes—, y un mendigo me pidió una limosna. Abrí los brazos en el clásico gesto de no tengo y él señaló mi mano derecha, donde llevaba el móvil; yo no le entendí. Recién esa noche mi amigo Z. me explicó que últimamente los mendigos chinos aceptan transferencias electrónicas; que para eso hay que escanear ese código QR pegado al cuenco que te tienden y mandarles el dinero a sus cuentas de Alibaba o WeChat, las nuevas diosas”.

Alibaba es una red digital de comercio minorista que conecta a proveedores y compradores. Wechat es un servicio de mensajería instantánea. Como todo en China, sus usuarios se cuentan de a millones. Ambas plataformas se aliaron con empresas de tecnología de punta para proveer a mendigos de unos smartphones muy básicos pero suficientes para el propósito de recibir limosnas. Pero con cada escaneo del código QR que realice un donante, las plataformas engordarán sus formidables agendas con datos de personas a las que comenzarán a llegarle sistemáticas publicidades de grandes empresas a las que Alibaba y We Chat cobrarán por facilitar el acceso a potenciales clientes. Tan lucrativo es el asunto que la mínima limosna ni siquiera saldrá del bolsillo del transeúnte: la plata será aportada por las dos plataformas con tal de que nadie deje de escanear el QR.

La novedad todavía no alcanza a los pordioseros de Londres. Pero está en estudio, mientras la prueba piloto la realizan los artistas callejeros. No es la única diferencia con la experiencia china. Aquí la plataforma es extranjera, de origen sueco, dedicada a los pagos digitales. IZettle es la marca, aunque detrás asoma el poderío accionario de Paypal. El Estado no está ausente, Al contrario, el gran promotor de la iniciativa es la Alcaldía de Londres, en convenio con el sindicato que agrupa a los artistas.

“Tocar en la calle los ayuda a mostrar su talento y les da la oportunidad de actuar frente a un montón de gente. Nos encanta que iZettle haya escogido Londres para lanzar su sistema innovador. Ahora, más londinenses demostrarán su apoyo a los brillantes artistas de la ciudad”*1

*1Se entusiasmó el alcalde Sadiq Khan cuando hizo el anuncio de la entrega de las lectoras digitales a las que el contribuyente solo necesita acercar un teléfono, una tarjeta contactless o incluso un reloj inteligente para hacer su aporte. Y una lluvia publicitaria invitándolo a consumir más de lo que consume, será su “recompensa”

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