Un nuevo conflicto ha surgido, uno que no se pelea con armas de fuego, tanques de guerra o aviones, pero que igualmente puede afectar la vida diaria de millones de personas en todo el mundo. Es la guerra comercial entre los estados unidos de américa y la república popular china, las dos economías más grandes de todo el mundo cuya relación está atravesando una fuerte turbulencia que va a sacudir tanto a empresarios chinos como a consumidores estadounidenses.
En el primer minuto de este viernes, Estados Unidos comenzó a aplicar aranceles sobre cientos de productos chinos por valor de US$34.000 millones anuales. China acusó a Estados Unidos de iniciar la «mayor guerra comercial en la historia económica» y Pekín ya tomó medidas de represalia.
¿Quiénes son los más afectados?
Claramente los más afectados son los consumidores americanos y en ciertos sectores chinos, aunque no se puede medir con exactitud las repercusiones de esta disputa, también otras economías del mundo pueden resultar afectadas. «Considerando que China crece al 6-7% y Estados Unidos al 2-3% anual, creemos que el daño puede ser peor para EE.UU. que para China», dice Taimur Baig.
Pero países como Corea del Sur, Singapur o Taiwán también pueden verse afectados, por las alteraciones en la cadena de suministro. China obtiene muchos de los componentes que acaban en sus productos terminados de estos países. Como apunta Nick Marro, de la Unidad de Inteligencia Económica, «cualquier cambio en el flujo de exportación de China afectaría inevitablemente» a estos países.
La situación también podría derivar en un cambio en los flujos de manufactura hacia esos países, o a que estos países se aprovecharan y vendieran a Estados Unidos, pero ese cambio requeriría tiempo, y es difícil imaginar quién podría igualar la escala de la demanda de China. Y, al final, todos los consumidores acabarían pagando más por esos productos.
¿Cuánto puede empeorar la situación?
Es la pregunta que hace cada empresario con el que me encuentro, y la respuesta es casi siempre la misma: nadie lo sabe. Si la historia sirve de guía, las guerras comerciales pasadas provocaron un profundo malestar económico. En particular, se cree que los aranceles estadounidenses Smoot-Hawley promulgados en 1930 inspiraron una guerra comercial y condujeron a una caída masiva en el comercio mundial.
Como señala un estudio, el comercio mundial disminuyó en un 66% entre 1929 y 1934, mientras que las exportaciones e importaciones de Estados Unidos hacia y desde Europa también cayeron en alrededor de dos tercios. Aunque nadie dice que estemos en ese punto todavía, las empresas están más preocupadas que antes, especialmente por toda la incertidumbre.
La mentalidad de «ojo por ojo» entre Pekín y Washington podría conducir a ambas partes a no querer bajarse de sus posiciones hostiles por temor a perder. Pero lo que muchos empresarios esperan, por supuesto, es que esta furia sea el comienzo de otra serie de negociaciones. La preocupación es que si no lo es, escalará y todos seremos más pobres. Y eso nos incluye a ti y a mí.
Es una lastima que las grandes potencias del mundo no piensen en la crisis que esto puede causar. Especificamente en los paises pobres, en la gente pobre, recordemos que hay gente en el mundo que sólo prueba la comida 1 vez al día. Dios mío, ayudanos.