Perder a un hijo

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Perder a un hijo. Son nueve meses mirándote crecer dentro de mi ser, son nueve meses cargándote, cuidándote y anhelando tu llegada. Naciste a plena luz del día, fue una alegría inmensa para mí pero al verte solo en un cuarto conectado a maquinas que te ayudaban a poder respirar se me partía el corazón en mil pedazos ver tu pequeño corazón luchar y como se agotaba por sobrevivir a cada minuto y segundo disminuía tus latidos de tu corazón.




Soportaste todo eso solo para podernos vernos frente a frente sentirte, acariciarte y hablarte, solo para mirarme y decirme a adiós mamá, hijito bello de mí corazón. Mi alma se desmoronó ya que te estaba perdiendo, sentía la falta de aire y una presión fuerte en mi pecho ya que te ibas al cielo para estar alado de Dios.

Creo que nadie está preparado para afrontar un dolor tan grande e inexplicable ya que te vi crecer y desarrollarte en mi vientre, sentí tus pequeños movimientos y pata ditas, muchas veces te hablaba, pasamos lindos momentos juntos, así como triste también, siempre estuvimos juntos luchando el uno por el otro a pesar de las complicaciones me arriesgué, di todo de mí por ti, para que pudieras vivir, pero lamentablemente creo que no fue suficiente.

“Lo único que me queda son los bonitos recuerdos que pasamos juntos y saber que ahora y siempre serás un ángel a lado de Dios, sé que tu estas feliz gozando de paz y tranquilidad, mi angelito, te amé y te amaré mucho, descansa en paz mi corazón”.

La muerte de un hijo es un dolor irreparable difícil de afrontar y superar, ya que nadie esta preparado para una situación así, porque uno se imagina que tu hijo es el quien te vea partir no que tu veas partir a tu hijo, es una huella que por siempre va estar grabado dentro del corazón de una madre, es como si una parte de tu ser se fue con él, ya que cambia por completo toda tu vida, tu presente, tu futuro, tus sueños, proyectos y expectativas que te habías planteado hasta ante que naciera para la cual de estabas preparando con tanto anhelo y deseo.

Ante una situación así, la muerte de un hijo te lleva a transitar un estado de crisis vital muy profundo en la cual todos tus principios y sentidos se encuentran totalmente bloqueados, preguntándote: ¿La vida realmente tiene sentido? ¿Poder vivir a pesar de todo, con este dolor?; apoderándose de uno mismo el enojo, la impotencia del no poder hacer nada, que inclusive llegamos al punto de echarnos toda la culpa por lo ocurrido.

Creo que el proceso de duelo y dolor de una madre es muy duro vivir esta etapa de shock, en la cual se puede incluir muchos síntomas como emocionales y físicos: la negación de la muerte, la ira o enfado por no comprender la situación, la negociación en donde fantaseamos con la idea de revertir la situación, el miedo o depresión de afrontar la triste realidad, la aceptación de lo que se perdió jamás se recupera y no hay vuelta atrás.

Cuando la madre llega a la aceptación, acepta que también hay piedras que vamos a encontrar en nuestras vidas y que forman parte igualmente del camino y no nos queda más que luchar y superar día a día, es por ello que toda la familia debe brinde el apoyo constante y mutuo hacia la madre.

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