El secreto de la convivencia

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Todos somos conscientes, o tal vez no, de que como personas que vivimos en este mundo, nuestra vida consiste en interactuar con todas las cosas y personas que se hallan en él. Nuestra esencia, es el resultado del conjunto de relaciones interpersonales que hemos mantenido a lo largo de nuestra vida y estas relaciones que pueden ser agradables o no determinan nuestro modo de ser y parte de nuestra personalidad.

 La convivencia con las personas que nos rodean no es un tema fácil, a veces puede traer felicidad o infelicidad a nuestras vidas. El conocer otras personas nos conduce a una de las partes más trascendentales de nuestra existencia convirtiéndose en la principal fuente de aventuras, donde encontramos una amplia gama de sabores, sinsabores y un sinnúmero de problemas que la vida cotidiana nos proporciona. 

Como mencioné anteriormente la vida es tratar con los individuos que nos rodean, por lo que la mejor preparación es aprender a llevarse bien con los demás, de forma agradable, cooperativa y tener una actitud afectiva y positiva. Debemos aprender a ser benevolentes, interesarnos por las personas que nos rodean sin pensar en nuestro beneficio o sin esperar recompensa por la asistencia o el favor prestado, eso se llama colaboración y es cuando el “yo” se amplía y se convierte en la voluntad del “nosotros”. 

Mírenlo de esta forma, el mejor secreto para una convivencia feliz sin duda alguna es aplicar la regla de oro que todos conocemos: 

“Hacer a los demás lo que queremos que nos hagan y no hacer a otros lo que no desearíamos que nos hicieran”. 

Dicha regla se basa en el amor al ser humano y con ella le concedemos respeto.

Si nos esforzamos por ser tolerantes, pasivos y sobre todo tenemos buena comunicación, podemos evitarnos situaciones incómodas, hacemos saber lo que nos gusta y lo que no, ponemos los límites con los que nos sentimos más cómodos y vamos creando nuestro propio ambiente de convivencia, que nunca es color de rosa. Tenemos muchos ámbitos en los que aprender a convivir y poner en práctica nuestra regla de oro ya sea en los pequeños grupos de la familia, el vecindario, la escuela, el centro laboral, las organizaciones profesionales, políticas, culturales, etc. Cada sector forma parte de nuestra existencia, por lo que debemos conocerlos y comprenderlos para llegar a ser un miembro consciente, eficaz y cooperativo en los mismos.

Los seres humanos fallamos con frecuencia en este asunto de llevarnos bien con los demás. Por ejemplo, en los matrimonios el motivo básico de las fallas se debe a la incapacidad de la pareja para convivir, lo que les impide que puedan cooperar entre sí. Todos los fracasos y dificultades que se nos presentan son debidos a que no hemos aplicado los principios de las relaciones humanas a los diversos aspectos de la vida social.

Es cierto que a veces los fracasos y frustraciones conducen a actitudes y comportamientos negativos como son las de agresividad, indiferencia social, dependencia, egocentrismo, autoritarismo, entre otros que van deteriorando al ser humano, de ahí que debemos aprender a convivir amablemente siempre haciendo a los demás lo que queremos que nos hagan a nosotros, es un principio básico que a veces se torna difícil, pero no imposible.

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